A las pocas conces uno ya sabe qué tiene que meter, cómo y dónde, y lo que el primer viaje largo se me antojaba complicado de encajar todo en el maletero, ahora hasta me sobra sitio para un viaje de una semana (aunque esta vez no es el caso).
Es cuestión de sacar el secador, la plancha, los zapatos, el smoking, la llave de cruz, la almohada de "por si acaso" y ya entra todo.
La práctica lo es todo.