Se trataba del ruido de admisión.
Como podéis apreciar por la foto, en el Spyder RS, las toberas de admisión están situadas justamente detrás de nuestras cabezas.


Lo que, descapotado, había sido un ruido de fondo, a veces molesto, pero solo en fuertes aceleraciones, con la capota puesta, se tornó en un ruido constante y ensordecedor.
Me acuerdo que, en una subida prolongada por una carretera virada, intenté de todo para reducir el ruido- levantado el pie del acelerador, subiendo las marchas, bajando las marchas- pero no hubo manera de quitar el ruido.
Era cuando me di cuenta que, siendo un coche fantástico para disfrutar en salidas breves por carreteras interesantes, el Spyder dejaba de tener sentido si se planteaba una ruta más larga.
Las palabras sabías de
@Luis confirmaban está impresión.
No sin cierta tristeza por la decepción, pero con la satisfacción de haber cumplido mi sueño de probar el “Boxster” en su máxima expresión, volvimos a casa.
Antes de devolver el coche, le di un buen lavado a mano.

Cuando llegué al concesionario, les transmití las mismas impresiones que he descrito en este hilo.